Nuestra terapia se fundamenta en el conocimiento científico, basando nuestros tratamientos en técnicas cognitivo–conductuales. La base de la Psicología cognitivo-conductual es empírica, científicamente demostrada y sus técnicas han sido ampliamente comprobadas respecto su eficacia para tratar una variedad de trastornos. Es decir, más que simplemente decir que funciona, está comprobado que funciona. La terapia cognitivo-conductual es una orientación de la psicología que trabaja en base a tres aspectos fundamentales, intrínsecamente relacionados entre sí y que se relacionan mutuamente: lo que hacemos (conducta), lo que pensamos (cognición) y lo que sentimos (emociones). Trabajaremos estas tres áreas de manera directa y muchas veces, simultánea en búsqueda de su mejora. Tendemos a pensar que, los acontecimientos de la vida cotidiana son los responsables de nuestro estado de ánimo, pero nosotros provocamos nuestras emociones a través de nuestros pensamientos.
Trabajamos en base a la Psicología Positiva, también conocida como “Ciencia de la Felicidad”. Es un nuevo enfoque que persigue el darnos cuenta de que se puede ser más feliz, que está en nuestras manos y que es una de las cosas más vitales y trascendentales que podemos hacer por nosotros mismos. Frente a un enfoque de psicología más tradicional centrada en el malestar, la psicología positiva defiende que hay que capacitar a las personas para que desarrollen una actitud mental positiva, adquirir una vida más satisfactoria y dichosa, con la convicción de que la vida merece ser vivida. Consiste en hacer de la felicidad un hábito. Este enfoque se centra en potenciar los aspectos más positivos de las personas, además de superar sus limitaciones.
Cuando la problemática así lo requiera, también utilizamos técnicas proyectivas y psicodinámicas, o de otro tipo, con el objetivo de utilizar la metodología que mejor resuelva el problema. Contamos con una extensa formación y una sólida experiencia de más de 20 años en visita clínica.
En su primera visita en nuestro gabinete, mantendremos una entrevista de evaluación para poder establecer un diagnóstico claro del problema que usted nos presente. En algunas ocasiones, también será preciso realizar algunas pruebas psicológicas complementarias para confirmar dicho diagnóstico.
Una vez se haya determinado el diagnóstico, elaboraremos el plan de intervención que mejor se ajuste a su situación. Nos centraremos en explicarle el por qué se ha desarrollado su problema psicológico y las razones por las que se está manteniendo en el tiempo, sin que sea capaz de darle solución. Gran parte del tratamiento se basa en ejercicios terapéuticos que tendrá que llevar a cabo desde casa, entre una sesión y la siguiente. Su implicación en estas tareas, resulta fundamental para que pueda tener lugar el cambio y vuelva a encontrar el equilibrio, puesto que sólo usted, puede modificar sus pensamientos y conductas. A lo largo de todo este proceso, nosotros le serviremos de guía, mostrándole el camino que le llevará a la recuperación y al bienestar emocional. A lo largo del tratamiento se irán ajustando las técnicas psicológicas hasta eliminar la sintomatología.
En general, las sesiones tendrán lugar cada 15 días. Aunque dependiendo del caso es posible que al inicio del tratamiento deban ser más frecuentes. Conforme se vaya avanzando y solucionando su problema, dichas visitas se espaciarán más en el tiempo. De todas formas, los tratamientos de corriente cognitivo–conductual no son especialmente largos, siempre que siga las directrices que le vayamos pautando.