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  • "Lloraba porque no tenía zapatos hasta que me encontré con un hombre que no tenía pies". Proverbio persa.
  • "Las personas positivas predicen que conseguirán lo que desean, perseveran, y los demás responden con entusiasmo". S.C. Vaughan.
  • "Mejor encender una vela que maldecir la oscuridad". Confucio.
  • "No son los más fuertes de la especie los que sobreviven, ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles a los cambios". Charles Darwing.
  • "El perdón no cambia el pasado, pero engrandece el futuro". Paul Boese.
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Datos de Gabinete Psicológico Rosa Mary Rizo Martínez en Novelda

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Tome nota de los datos de contacto de Gabinete Psicológico Rosa Mary Rizo Martínez, en Novelda y realice su consulta de psicología desde su propia casa. Recuerde que, debe contactar con nosotros y solicitar una cita antes de acudir a nuestras instalaciones en Novelda.

Preguntas frecuentes


¿Cuándo necesito un psicólogo?

El ser humano resulta de la combinación perfecta de cuerpo y mente. La parte física y la psicológica se integran y hacen a la persona en su conjunto. Pocas personas dudan de la necesidad de acudir a un profesional de la medicina para tratar una dolencia física. Sin embargo, cuando el daño se encuentra en las emociones, en los comportamientos o en los pensamientos, pueden surgir ciertas dudas de si es necesario o no consultar con un profesional que nos ayude a liberarnos de ese malestar.

Lo cierto es que nuestras emociones forman parte de nosotros, lo que significa que todas las personas tenemos emociones negativas en algún momento de nuestra vida, como algo puntual, como miedo, tristeza, rabia, incertidumbre, etc., y que no requiere tratamiento. Sin embargo, cuando este malestar se convierte en habitual, se hace resistente al cambio y nos resulta difícil o imposible de manejar, es el momento de pedir ayuda y consultar con un psicólogo o psicóloga que nos oriente para resolver el problema.

En un primer momento, cuando el problema empieza a preocuparnos, solemos pedir consejo a familiares y amigos, que nos darán su apoyo y cariño, y probablemente alguna recomendación. Y éste es un buen comienzo, puesto que reconocer el problema es el primer paso para alcanzar la solución. Sin embargo,  al contrario que nuestros familiares y amigos, el psicólogo tiene una visión objetiva del problema que nos afecta, y también recursos para poder resolverlo, sin apasionamiento. Puede hacer un diagnóstico global de la situación, desde la distancia, algo muy necesario para identificar adecuadamente dónde está el problema real, y cómo podemos resolverlo. Debemos pensar que el psicólogo es un profesional cualificado en sanar este tipo de lesiones emocionales, que cuenta con las destrezas suficientes para darles una solución duradera, que es, al fin y al cabo, lo que necesitamos.

Hay personas que relacionan el hecho de acudir a terapia psicológica con ser débil, cuando en realidad, reconocer el problema y acudir a terapia para resolverlo es un claro síntoma de madurez y fortaleza. Inicialmente puede resultar difícil desvelar a un extraño nuestros temores e inseguridades, porque podemos pensar que quizá nos va a juzgar o no nos va a comprender. Sin embargo, al acudir a terapia lo que recibiremos es un trato cercano y amable, y sobre todo, mucha comprensión de la difícil situación que estamos atravesando.

Con el fin de acotar un poco más las ocasiones en las que sería conveniente consultar con un psicólogo o psicóloga, vamos a hacer un resumen de las principales:
  • En momentos en los que la ANSIEDAD nos desborda, sufrimos estados nerviosos continuos, sentimos que nos falta el aire a menudo, nos sentimos inseguros y temerosos, probablemente estemos desarrollando un trastorno de ansiedad que, debidamente tratado por un psicólogo, resolveríamos sin mayor complicación. Sin embargo, este tipo de trastornos pueden hacerse crónicos, si no se tratan de forma adecuada.

  • Sentirnos demasiado irascibles, o tristes, no poder contener el llanto de forma recurrente, tener dificultad para dormir, pueden ser síntomas de un estado anímico DEPRESIVO. Estos estados de ánimo generalmente sobrevienen cuando atravesamos algún momento difícil en nuestra vida. En estos casos la ayuda del psicólogo puede resultar inestimable para ayudarnos a enfocar el problema de forma adecuada, y resolver nuestra reacción emocional.

  • Cuando nuestros PENSAMIENTOS se desbordan, nos provocan emociones negativas y sentimos que no podemos controlarlos. En estos casos, muy probablemente estemos siendo víctimas de pensamientos irracionales, que no son producto de la realidad, pero sí son generadores de gran cantidad de malestar. En este caso debemos consultar con un psicólogo que nos ayudará a corregir los errores de pensamiento que esté fabricando nuestra mente.

  • Ante miedos desmesurados, temores irracionales o FOBIAS que condicionan nuestra conducta y nos limitan en nuestro día a día, debemos recurrir a un psicólogo que empleará las estrategias adecuadas para poner fin a esos temores y a la ansiedad que generan.

  • Por otra parte, hay personas que encuentran dificultades en sus RELACIONES SOCIALES, y tienen problemas para hacer valer sus derechos, o para integrarse en un grupo. El psicólogo puede ayudarles a relacionarse con los demás de forma saludable, consiguiendo así sentirse parte de la sociedad que les rodea.

  • Los problemas de PAREJA, o las rupturas sentimentales forman parte de la realidad cotidiana, y no siempre requieren de la atención de un profesional de la Psicología. Sin embargo, cuando estas dificultades provocan en la pareja una alta conflictividad, o generan mucho malestar emocional a las personas, sí resulta indicado consultar al psicólogo que les dará pautas para resolver con éxito sus diferencias.

  • Un psicólogo no sólo trata trastornos, también puede ayudarnos en nuestro propio CRECIMIENTO PERSONAL, mejorando nuestra autoestima, nuestras relaciones sociales o laborales, incluso con algo tan sencillo y necesario como aprendiendo a relajarnos en este día a día que resulta en ocasiones tan frenético.

Muchas veces sólo el hecho de sentirte escuchado o valorado ya es terapéutico, y el psicólogo es experto precisamente en eso, en escuchar. Debemos pensar que no nos va a juzgar, y aún menos a traicionar nuestra confidencialidad. El código deontológico obliga al psicólogo a mantener el secreto profesional, pero por encima de todo, tratará tus problemas, tus síntomas y tus preocupaciones con la delicadeza que requiere el malestar que te genera.

¿Cómo es la terapia psicológica? 

Existen varias corrientes terapéuticas dentro de la psicología. En mi caso, practico la terapia cognitivo-conductual, puesto que tiene el aval científico, ya que ha sido demostrado de forma empírica que funciona, tras muchas y diversas investigaciones, y es fundamental emplear técnicas que se ha verificado con rigor científico que funcionan y sanan los trastornos.

La terapia puede consistir, simplemente, en una orientación de breve duración, cuando el conflicto no ha desarrollado afectaciones importantes. En los casos en los que la persona tiene recursos para solucionar su problema, pero no los sabe utilizar, una pequeña ayuda resulta suficiente para que pueda encontrar la solución y el equilibrio.

Por otra parte, la psicoterapia persigue cambios más importantes, y está indicada para tratar trastornos que han demostrado resistencia al cambio, o que no se han tratado durante mucho tiempo, por lo que se han afianzado mucho en la persona. Este tipo de terapia puede durar varios meses, dependiendo de la capacidad que tenga la persona para obrar el cambio en su vida.

Un último tipo de intervención sería el acompañamiento o coaching. En este caso el objetivo no es en sí resolver conflictos que padeciera la persona, sino explotar sus propias potencialidades, con el fin de alcanzar una mayor superación personal.

¿Cuándo debo acudir a un psicólogo infantil?

La tarea de ser padre no siempre resulta fácil, más bien al contrario, está plagada de retos emocionales que debemos afrontar y superar. Es habitual que los padres presenten preocupaciones sobre la evolución y comportamiento de su hijo. En ocasiones pueden ver problemas donde no los hay. Pero también se dan situaciones en las que existe un comportamiento que resulta disruptivo o inadecuado en el niño y que hay que corregir, o incluso ocasiones en las que el niño o la niña desarrollan algún tipo de trastorno que requiere de atención especializada.

Partamos de la base de que ser diferente no siempre implica trastorno. No debemos incurrir en el error de pensar que todo comportamiento que no siga la norma, debe ser tratado, porque la grandiosidad del ser humano es precisamente la heterogeneidad en las personas.
Sin embargo, sí existen ciertas generalidades que se dan en el proceso evolutivo normal del ser humano, y que debemos tener en cuenta. El niño atraviesa por diferentes fases, y lo que es adecuada a una edad, a otra edad ya no lo es. Hasta los 7 años el cerebro infantil no es maduro, por lo que el niño puede mostrarse inatento y activo, y no tener ningún problema. El profesional de la Psicología conoce este proceso evolutivo y orientará de forma adecuada a los padres que se encuentren preocupados por su hijo o hija.

Por otra parte, también debemos considerar que la personalidad de los niños y la de sus padres también son variables a tener en cuenta, que no todos los padres son iguales, ni todos los hijos, por lo que es normal encontrar diferencias en los comportamientos de los niños. Además, el estilo de crianza también difiere de unos padres a otros, lo cual influye mucho en los comportamientos que emiten los hijos.

Si queremos delimitar cuándo conviene consultar a un profesional de la Psicología, una posible respuesta sería: cuando los comportamientos inapropiados del niño se alejan mucho de lo esperable o de lo que hacen los demás niños de su edad. En ese caso consultar con un psicólogo sería un acierto. El psicólogo, tras evaluar la situación en su conjunto, nos indicará si es o no normativo el comportamiento del niño, o si requiere de algún tipo de intervención.
Veamos de forma ordenada cuándo conviene consultar con un psicólogo infantil:
  • Cuando el niño, de forma repentina, presenta ciertas reacciones inusuales de tristeza, temor, nervios, etc.
  • Cuando en sus relaciones con sus iguales no se maneja de forma adecuada, bien porque se comporte de forma excesivamente tímida, bien porque su comportamiento sea demasiado violento.
  • Cuando presenta miedos exagerados, que podrían incluso desembocar en fobias.
  • Cuando se observan síntomas físicos inadecuados, como tics, dolores de cabeza o estómago, dificultad para dormir, falta de apetito, etc., sin causa médica.
  • Ante comportamientos difíciles de manejar, con indisciplina y violencia que resultan excesivas.
  • Si se resiste a ir al colegio, si le cuesta concentrarse o se aburre ante las tareas escolares, o si tiene un mal comportamiento en el aula.
  • Si sufre acoso escolar.
  • Cuando el centro educativo al que acude el niño considera que presenta un comportamiento que merece la atención especializada.
  • Cuando te sientes desbordado en la educación de tu hijo y no sabes qué hacer para manejar su desobediencia, su mal humor, o los conflictos en casa son comunes.
En cuanto al tratamiento, no siempre hay que actuar directamente con el niño, en ocasiones la intervención única con los padres resulta eficaz, puesto que únicamente necesitan una orientación sobre cómo manejar las contingencias con los hijos de forma adecuada. Sin embargo, lo habitual en la intervención con niños es que se intervenga con el menor, pero también con sus padres, a los que se les ofrecen pautas para modificar los comportamientos inadecuados de su hijo. En algunas ocasiones el tratamiento adecuado requiere la colaboración con el centro escolar, con el fin de trabajar de forma colegiada en la resolución del conflicto.

Tengamos también en cuenta que, con niños, si queremos prevenir un problema ante una situación sobrevenida, como un divorcio o la muerte de un ser querido, no debemos esperar a que aparezca el daño. En estos casos conviene pedir ayuda a un psicólogo que nos indique cómo gestionar con éxito la difícil situación. Pensemos que el psicólogo conoce la manera en la que los niños manejan las emociones, por lo que puede resultar un aliado muy útil en estos momentos.

En las intervenciones infantiles lo habitual es que el psicólogo mantenga una primera entrevista con los padres, para conocer la situación, a los padres y su visión sobre el hijo o hija, y realizar una valoración inicial del problema en cuestión. Posteriormente, el psicólogo decide la conveniencia o no de valorar al niño, y si fuera necesario, intervenir. Esta intervención se suele realizar de forma lúdica, utilizando juegos, dibujos e historias, para que el niño se sienta cómodo y se exprese de forma natural. En algunas ocasiones también se utilizan los test o pruebas psicométricas, cuando el problema requiere una valoración más estricta.

Lo habitual es que no exista un trastorno que pueda definirse como tal, sino un manejo de la situación inadecuado por parte de los padres, que simplemente necesitan una orientación para modificar la conducta de los hijos.
Cuando hablamos de adolescentes, en ocasiones es complicado que asistan a consulta, por lo que son los padres los que acuden para recibir orientación.

¿Cuándo debo visitar a un logopeda?

El lenguaje hablado atraviesa unas fases en su evolución que no son idénticas en todos los niños. De hecho, todos conocemos niños de tres años que presentan dificultades para formar una frase simple, y otros que a la misma edad se expresan sin ninguna dificultad. Ambas situaciones entran dentro de lo normal.
Sin embargo, cuando los problemas con el lenguaje hablado persisten más allá de los cinco años, conviene consultar con un profesional de la Logopedia, puesto que esta circunstancia ya no se puede considerar normativa.
El logopeda es el profesional que se ocupa del lenguaje, de la voz y del habla, y también del lenguaje escrito.

A continuación, definimos las ocasiones en las que se requiere la intervención de un logopeda:
  • Cuando le cuesta articular sonidos, cambia unos por otros, o está frecuentemente afónico.
  • Si presenta un habla telegráfica, utilizando pocas palabras.
  • Cuando resulta difícil entenderle, y si se ayuda de muchos gestos para hacerse entender.
  • Cuando no pronuncia ciertos fonemas o sonidos.
  • Cuando cambia unos fonemas o sonidos por otros.
  • En las ocasiones en las que el niño o niña distorsiona el lenguaje.
Un inadecuado uso del lenguaje puede ser provocado por un trastorno mayor, como autismo. Pero la mayoría de las veces es por una cuestión evolutiva, o un problema en la adquisición del lenguaje.

¿Cuándo debo consultar a un pedagogo?

La Pedagogía ayuda a las personas que se encuentran en un proceso de aprendizaje, es la ciencia que tiene por objeto el proceso de formación. Generalmente son los niños los que más requieren la atención de un pedagogo.

Las principales causas por las que se suele solicitar la intervención de un pedagogo pueden resumirse en las siguientes:
  • El niño o niña presenta un bajo rendimiento escolar.
  • El niño presenta dificultades con la lectura y/o con la lectura.
  • El niño presenta problemas con el razonamiento matemático.
  • En otras ocasiones, se aprecia en el niño problemas en su capacidad de razonamiento abstracto.
  • La falta de atención o la desmotivación por las tareas escolares suelen ser síntomas de que existe alguna dificultad de base en el niño, que conviene resolver.
  • La desorganización en las tareas escolares, la carencia de hábitos de estudio, o una utilización ineficaz de las técnicas de estudio y aprendizaje, también requieren la intervención de un profesional de la Pedagogía.
En ocasiones los padres perciben el problema y deciden consultar con el pedagogo o pedagoga. En este caso deben ponerlo en conocimiento del colegio, con el fin de poder coordinar las acciones adecuadas para ayudar al niño a superar sus dificultades. Pero en otros casos es el centro escolar el que da la señal de alarma a los padres y les indican la necesidad de atender a las necesidades educativas de su hijo, porque se han detectado problemas en su aprendizaje en el mismo colegio.

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